CADIZ: La resistencia del régimen liberal S.XIX versus S.XXI

*S.XIX: La Santa Alianza eran las potencias absolutistas que dominaban Europa (Austria, Prusia, Rusia, Francia y Gran Bretaña), con Luis XVIII al frente, que quería recuperar el trono de España en 1823, con un ejército de más de 95000 hombres apostado en los Pirineos, y a través de lo que se llamó “Los Cien Hijos del Sol” y situar a un Borbón como pleno mandatario.

En 1820, España existía lo que se llamó un Trienio Liberal, por el pronunciamiento militar del coronel Riego, que puso en guardia a la Santa Alianza por miedo a lo acontecido anteriormente tras la invasión napoleónica en 1808.
Y así comenzó el ataque con unos franceses muy preparados para evitar los errores del pasado. La imagen del elegante soldado francés dio pie a una famosa frase “eres más bonito que un San Luis”:

La operación militar se llevó a cargo del duque de Angulema, sobrino de Luis XVIII, que cruzó el Bidasoa la noche del 7 de abril de 1823, y prontamente llegó al Ebro (contaba al final con unos 130000 hombres provenientes de los Ejércitos de la Fe, en contra del liberalismo, y gentes contratadas en último momento). El 24 de abril, tomaron Madrid. Esto provocó que las Cortes de Madrid, se trasladaran a Sevilla y posteriormente a Cádiz.

Pero Cádiz fue asediada a mediados de julio por los franceses a través de un bloqueo naval. El 30 de agosto se atacó la isla del Trocadero bien defendida por más de 1700 españoles pero donde se dieron unas 150 bajas. El 23 de septiembre toman el fuerte de Sancti Petri, desde donde bombardearon Cadiz (que estaba defendida todavía por murallas) y el Trocadero. Para evitar más bajas se decidió parlamentar y enviar al rey Fernando VII al Puerto de Santa María a cambio de olvidar completamente el pasado.

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*S.XXI: Los absolutistas llegaban en la Picasso, dispuestos a derrocar a los últimos reductos de liberales corrompidos. Se tenían ciertos datos para no cometer ningún error. Padecíamos alguna dolencia. No estábamos en nuestro mejor momento, pero, al trasladar a nuestro equipo al Bartolo, el paisaje del mar, elevó nuestro alter ego, abriéndonos un apetito voraz y capaz de tumbar al que más. Tuvimos que lidiar con los más fuertes defensores de la bahía, y cuando la batalla parecía ganada, parlamentamos con acento gadita, para una mejor negociación. Eso sí, aquí con bajas sólo momentáneas, para poder recordar siempre el pasado.